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Takamine Jōkichi (高峰 譲吉, 3 de noviembre de 1854 – 22 de julio de 1922) fue un químico japonés, conocido por ser el primero en aislar la adrenalina en 1901.
Vida temprana
Jokichi Takamine nació en 1854 en Takaoka, Toyama, Japón. Desde joven, mostró una notable aptitud para las ciencias y los idiomas, lo que llevó a su padre, un médico, a alentarlo a seguir sus intereses.
A la edad de 12 años, ganó una beca para estudiar ciencias occidentales y se trasladó a Nagasaki, donde vivió con una familia holandesa. Allí continuó su estudio del inglés y asistió a una escuela gestionada conjuntamente por el consulado portugués y el gobierno local.
Takamine sobresalió en sus estudios, lo que le valió una recomendación para ingresar a la escuela de medicina en Osaka a los 16 años. Después de dos años en Osaka, se trasladó a Tokio, donde decidió dedicarse a la química en lugar de la medicina.
Ingresó en el Tokyo College of Science and Engineering, que luego se convertiría en la Universidad de Tokio. En 1879, gracias a su dominio del inglés y su excelente expediente académico, Takamine fue seleccionado para recibir una beca de tres años para estudiar química en Glasgow, Escocia.
Etapa fuera de Japón
Takamine comenzó su trayectoria internacional con un viaje significativo a Escocia, que marcó un punto de inflexión en su carrera y en su vida personal.
En 1879, gracias a su dominio del inglés y a su excelente desempeño académico, el gobierno japonés le otorgó una beca para continuar sus estudios en Glasgow, Escocia. Este viaje le permitió profundizar en sus conocimientos científicos, además que le dio la oportunidad de sumergirse en el contexto de la Revolución Industrial, un movimiento que estaba transformando la economía y la sociedad en Europa y que tendría un impacto duradero en su visión y enfoque científico.
Durante su tiempo en Glasgow, Takamine no solo asistió a la universidad, sino que también realizó un estudio personal del impacto de la Revolución Industrial. Esta investigación personal lo llevó a especializarse en la producción de fertilizantes, un área que el gobierno japonés consideraba crucial para la modernización de la agricultura en Japón.
Fue en Escocia donde Takamine comenzó a desarrollar un profundo interés en las enzimas, conocimientos que más tarde aplicarían a la producción de alcohol, un campo en el que haría contribuciones revolucionarias.
Takamine y Estados Unidos
Tras tres años de estudios en Glasgow, Takamine regresó a Japón en 1881. A su regreso, comenzó a trabajar inmediatamente para el Ministerio de Agricultura y Comercio del gobierno japonés, donde se le encomendó la tarea de introducir conocimientos occidentales en la agricultura japonesa. Sin embargo, su estancia en Japón sería breve, ya que en 1884 fue enviado a Estados Unidos como comisionado adjunto para representar a Japón en la Exposición de Algodón en Nueva Orleans. Este viaje sería otro punto de inflexión en su vida.
Durante su tiempo en Nueva Orleans, Takamine se alojó en la casa del coronel Ebenezer Hitch, un militar retirado. Fue en esta casa donde conoció a la hija del coronel, Caroline Field Hitch, de quien se enamoró profundamente. Este amor lo mantendría ligado a los Estados Unidos por el resto de su vida.
La conexión entre Takamine y Caroline fue instantánea, y a pesar de las diferencias culturales y sociales, se comprometieron durante la Exposición. Takamine, sin embargo, decidió regresar a Japón temporalmente para asegurar su estabilidad financiera antes de poder casarse con Caroline.
Luna de miel cientifica
Después de regresar a Japón, Takamine continuó su trabajo en la Oficina de Patentes y Marcas de Japón durante dos años, un período en el que también estuvo planeando su regreso definitivo a Estados Unidos. En 1887, Takamine regresó a América y se casó con Caroline el 10 de agosto en una ceremonia que se celebró en pleno verano en Nueva Orleans. La pareja emprendió su luna de miel en Carolina del Sur, donde Takamine aprovechó la oportunidad para visitar fábricas de fertilizantes y estudiar la producción de alcohol en Estados Unidos.
Este viaje de recién casados fue más un viaje de estudios que una luna de miel tradicional, ya que Takamine también se desplazó a Washington D.C. para tomar un curso intensivo sobre la legislación de patentes estadounidense.
La estancia de Takamine en Estados Unidos no solo consolidó su relación personal con Caroline, sino que también amplió su conocimiento técnico y su visión empresarial. La experiencia adquirida en Escocia y su trabajo en Japón se combinó con el conocimiento práctico obtenido en Estados Unidos, lo que le permitió a Takamine desarrollar innovaciones significativas en la industria de fertilizantes y la producción de alcohol, las cuales más tarde aplicaría en su carrera científica y empresarial.
Regreso a Japón
Jokichi Takamine regresó a Japón junto a su esposa, tras su estancia en Estados Unidos. Al regresar, decidió aplicar la tecnología occidental en una empresa privada en lugar de continuar en el sector público.
Junto con importantes empresarios japoneses, estableció la primera fábrica de superfosfato en Japón, introduciendo por primera vez fertilizantes químicos en el cultivo de arroz. Aunque al principio el negocio enfrentó dificultades, Takamine reorganizó la estructura de ventas y logró el éxito de la Compañía de Fertilizantes Artificiales de Tokio.
Durante este tiempo, la vida cotidiana fue dura para Takamine y su familia, quienes vivían en un distrito insalubre cerca de la planta de fertilizantes. A pesar de estos desafíos, Takamine seguía decidido a contribuir al desarrollo de Japón. Sin embargo, consciente de que no podría competir con la industria de fertilizantes en Estados Unidos, comenzó a reflexionar sobre cómo aplicar la tecnología japonesa en la industria occidental, identificando la producción de alcohol como una posible área de oportunidad.
Whisky, enzimas y Estados Unidos
En la década de 1890, Takamine se trasladó nuevamente a Estados Unidos con la intención de aplicar sus conocimientos en la producción de alcohol, específicamente en la industria del whisky. Fue contratado por el Whiskey Trust, una poderosa organización de destiladores que operaba en Peoria, Illinois.
Allí, Takamine aprovechó su experiencia con enzimas, obtenidas originalmente de salvado de trigo, para mejorar el proceso de producción de whisky. Estas enzimas permitían descomponer el almidón de manera más eficiente, lo que resultó en una producción más económica y efectiva. Este logro revitalizó la destilería de Peoria, consolidando la reputación de Takamine como un innovador en la industria.
En 1891, fundó la Takamine Ferment Company con el objetivo de comercializar esta enzima revolucionaria. Parecía que la familia Takamine había iniciado con buen pie su vida en Estados Unidos, con perspectivas brillantes tanto en lo personal como en lo profesional. Sin embargo, no todo fue tan sencillo. A pesar de sus éxitos iniciales, Takamine sufrió un revés financiero devastador que lo dejó al borde de la ruina.
En medio de estas dificultades, Takamine fue golpeado por una grave enfermedad hepática que requirió una cirugía de emergencia en Chicago. Esta operación no solo puso en peligro su vida, sino que también agotó aún más los ya limitados recursos financieros de la familia. En un esfuerzo por mantener a flote a su familia, su esposa Caroline, comenzó a vender artesanías, lo cual representaba un descenso significativo en su estatus social.
Primera patente biotecnologica
Durante su convalecencia en el hospital, Takamine tuvo una epifanía que cambiaría el curso de su vida. Reflexionando sobre otros usos potenciales para la enzima de salvado de trigo que había desarrollado, se le ocurrió una idea que, más tarde, lo haría no solo recuperar su estabilidad financiera, sino también alcanzar un éxito monumental.
En 1894, Takamine solicitó una patente para un proceso que permitía derivar amilasa del salvado de trigo utilizando alcohol acuoso. Esta fue la primera patente otorgada en Estados Unidos para una enzima microbiana, marcando un hito en la historia de la biotecnología.
Con la patente en mano, Takamine se asoció con Parke, Davis & Company, una reconocida empresa farmacéutica, para comercializar la enzima bajo el nombre de Takadiastase. Este medicamento se convirtió en el primer remedio comercial para la indigestión en todo el mundo, y su éxito fue tal que, incluso hoy en día, Takadiastase puede encontrarse en farmacias tanto en Japón como en Estados Unidos.
La fortuna de Takamine cambió drásticamente, y pronto se convirtió en un hombre adinerado. Para el año 1900, era un millonario, lo que le permitió mudarse con su familia a Nueva York y establecer un laboratorio privado en Manhattan.
Investigación biotecnológica de Takamine
Con la seguridad financiera finalmente asegurada, Takamine pudo dedicarse plenamente a la investigación científica. Su siguiente gran desafío fue la obtención de adrenalina pura, una hormona vital en la medicina moderna.
Aunque otros científicos, como el químico polaco Napoleón Cybulski, habían logrado extraer adrenalina en forma impura, los resultados no eran del todo satisfactorios debido a las impurezas presentes que a menudo hacían que el tratamiento fuera más peligroso que las enfermedades que intentaba curar.
Takamine, junto con su asistente Keizo Uenaka, se propuso superar este obstáculo. Después de muchas investigaciones y experimentos, en 1900, logró derivar adrenalina en forma cristalina pura a partir de las glándulas suprarrenales de ovejas y bueyes.
Este descubrimiento fue una verdadera sensación tanto en el ámbito médico como en el público en general, ya que la adrenalina se utilizaba para prevenir hemorragias durante cirugías, representando uno de los avances médicos más significativos desde la introducción de la anestesia.
Takamine no solo aplicó para la patente de su método, sino que también se le concedió el derecho a utilizar el término «Adrenalin» como marca registrada. Este logro consolidó su posición en el mundo de la ciencia y la industria farmacéutica.
No obstante, no estuvo exento de desafíos. H.L. Mulford, un competidor de Parke, Davis & Company, llevó a Takamine a los tribunales argumentando que el descubrimiento pertenecía al profesor John Abel de la Universidad Johns Hopkins y que, al ser un extracto natural de origen animal, no podía ser patentado. Sin embargo, el juez falló a favor de Takamine, asegurando que tanto su descubrimiento como sus patentes eran válidos y protegidos.
Actividad industrial y filantrópica
Jokichi Takamine, después de haber alcanzado una considerable fortuna gracias a sus innovaciones científicas, se convirtió en un destacado empresario y filántropo que dejó una huella profunda tanto en Estados Unidos como en Japón. Su espíritu emprendedor y su dedicación a mejorar las relaciones entre estos dos países definieron la última etapa de su vida.
Takamine fundó tres compañías adicionales, expandiendo significativamente su impacto en la industria farmacéutica y biotecnológica. En Tokio, fundó la empresa Sankyo Pharmaceutical, que se convirtió en uno de los pilares de la industria farmacéutica en Japón. Esta empresa no solo consolidó su legado en su país natal, sino que también contribuyó al desarrollo de medicamentos que mejorarían la calidad de vida de millones de personas.
Además, en Estados Unidos, estableció el Takamine Laboratory en Nueva Jersey y la Takamine Ferment Company, fortaleciendo su posición en la industria biotecnológica. Estas empresas no solo demostraron su capacidad para aplicar su conocimiento científico de manera práctica, sino que también subrayaron su compromiso con la innovación y el progreso.
Pero Takamine no se limitó a sus logros en el ámbito empresarial. Reconociendo las dificultades que enfrentaban los inmigrantes japoneses en Estados Unidos, dedicó gran parte de su tiempo y recursos a mejorar su situación. Fundó la Japanese Society of New York, una organización destinada a apoyar a la comunidad japonesa en la ciudad y a promover la cultura japonesa entre los estadounidenses. Esta organización jugó un papel crucial en la creación de un puente cultural entre Japón y Estados Unidos, facilitando el entendimiento y la cooperación entre ambos países.
Takamine también fue el fundador del Nippon Club, un lugar donde los japoneses en Nueva York podían reunirse y mantener vivas sus tradiciones mientras se integraban en la sociedad estadounidense. En muchas ocasiones, Takamine aparecía en estos eventos vestido con trajes tradicionales japoneses, lo que simbolizaba su profundo respeto y orgullo por su herencia cultural.
A través de estas iniciativas, Takamine no solo mejoró las condiciones de vida de los japoneses en Estados Unidos, sino que también trabajó incansablemente para mejorar las relaciones entre Japón y Estados Unidos en un momento en que las tensiones y malentendidos podían haber prevalecido.
Cerezos en Washington
Una de las contribuciones más destacadas de Takamine a la amistad entre Japón y Estados Unidos fue su papel en la donación de 2000 cerezos de la ciudad de Tokio a la ciudad de Washington D.C. en 1909. Al enterarse de que la primera dama, Helen Taft, estaba trabajando para embellecer la cuenca del río Potomac, Takamine se ofreció a financiar el envío de estos árboles.
Los cerezos, que florecen cada primavera, se han convertido en un símbolo duradero de la amistad entre los dos países y atraen a millones de visitantes cada año durante el Festival Nacional de los Cerezos en Flor. Este gesto de buena voluntad fue ampliamente reconocido y celebró el compromiso de Takamine con el fortalecimiento de los lazos culturales y diplomáticos entre Japón y Estados Unidos.
En reconocimiento a sus numerosos logros y su incansable trabajo para mejorar las relaciones internacionales, el Emperador de Japón le otorgó a Takamine la Cuarta Orden del Sol Naciente en 1915. Este honor, uno de los más altos que puede conceder el gobierno japonés, fue una clara muestra del aprecio y el respeto que su patria tenía por él.
Muerte
Jokichi Takamine falleció en julio de 1922, tras luchar contra una enfermedad durante más de medio año. Su muerte fue pacífica y su cuerpo fue sepultado en el Cementerio de Woodlawn en Nueva York. En su mausoleo, una ventana de vidrio emplomado que representa al Monte Fuji rinde homenaje a su legado.
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