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John Jacob Abel (19 de mayo de 1857 – 26 de mayo de 1938) fue un bioquímico y farmacólogo estadounidense. Creó el departamento de farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en 1893 y se convirtió en el primer profesor de farmacología a tiempo completo de EE. UU.
Durante su estancia en Hopkins, realizó varios avances médicos importantes, especialmente en el campo de la extracción de hormonas. Además de su trabajo de laboratorio, fundó varias revistas científicas importantes, como el Journal of Biological Chemistry y el Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics.
Infancia y Educación de Abel
John Jacob Abel nació el 19 de mayo de 1857 en Cleveland, Ohio. Su familia era originaria del Valle del Rin en el Palatinado, una región que ha producido numerosos líderes en la industria y la ciencia en Estados Unidos. Abel creció en un ambiente que valoraba el trabajo arduo y la sinceridad como medios para alcanzar el éxito. Este entorno familiar y cultural influyó en su dedicación a la educación y la ciencia.
Educación Temprana
Abel mostró un interés temprano por el conocimiento, lo que lo llevó a seguir una educación formal que incluyó la escuela secundaria y posteriormente la universidad. Asistió a la Universidad de Míchigan, donde obtuvo su Ph.B. en 1883. Su estancia en Míchigan no fue continua; hubo un período de tres años durante el cual trabajó como director de una escuela secundaria en La Porte, Indiana. Durante este tiempo, enseñó diversas materias como matemáticas, latín, química y física, demostrando una notable amplitud de conocimientos y habilidades docentes.
Experiencia en Europa
Tras completar su educación en Míchigan, Abel decidió continuar sus estudios en Europa, una elección que marcaría un punto de inflexión en su carrera. En 1884, se trasladó a Leipzig, donde estudió fisiología con Carl Ludwig y farmacología con Rudolf Boehm, entre otros eminentes científicos.
También estudió histología, patología y química bajo la tutela de reconocidos académicos como Wilhelm His y Wilhelm Wislicenus. Durante su estancia en Europa, Abel tuvo la oportunidad de interactuar estrechamente con varios científicos de renombre, lo que no solo enriqueció su formación académica, sino que también le permitió desarrollar una red de contactos profesionales que influirían en su futuro
Contribuciones Tempranas a la Ciencia
Fue en Europa donde Abel comenzó a realizar investigaciones significativas, incluso antes de completar su doctorado. En la Universidad de Estrasburgo, bajo la dirección de expertos como Adolf von Strümpell y Oswald Schmiedeberg, Abel se enfocó en la química de los tejidos y la farmacología, áreas que seguirían siendo centrales en su investigación a lo largo de su vida. Su trabajo en esta etapa temprana incluyó estudios sobre el sistema nervioso y la química de los venenos, sentando las bases para su futura carrera como uno de los pioneros en farmacología y bioquímica en Estados Unidos【162:0†source】.
Doctorado y Regreso a Estados Unidos
Abel obtuvo su Doctorado en Medicina en 1888, tras varios años de estudios en Europa. A su regreso a Estados Unidos, se enfrentó al desafío de integrar la rigurosa formación científica europea con las prácticas médicas americanas, que en ese entonces no siempre estaban alineadas con los últimos avances científicos.
A pesar de estas diferencias, Abel se comprometió a aplicar los principios científicos más avanzados en su trabajo, tanto en la práctica clínica como en la investigación. Su experiencia y educación europeas fueron fundamentales para su desarrollo profesional, proporcionando una sólida base para sus futuras contribuciones a la ciencia y la medicina.
Investigación y Contribuciones
John Jacob Abel fue pionero en la creación de dispositivos y técnicas innovadoras que revolucionaron el campo de la farmacología. Uno de sus logros más significativos fue el desarrollo del primer «riñón artificial», un dispositivo de vividifusión que él, junto con L. G. Rowntree y B. B. Turner, presentó en el Congreso de Fisiología en Groningen en 1914.
Este aparato permitía la eliminación de sustancias difusibles de la sangre de animales vivos a través de diálisis. Esta tecnología facilitó el aislamiento de compuestos como el ácido láctico y los ácidos β-oxibutíricos de la sangre de perros, además de la extracción de un aminoácido del plasma, un avance crucial en la biomedicina de la época.
Estudios sobre la Hipofunción de la Pituitaria y Diabetes
Abel también se destacó por sus investigaciones sobre la pituitaria posterior y su papel en la regulación de diversas funciones fisiológicas. Su trabajo culminó en la cristalización de insulina en 1927, junto con Geiling, estableciendo que el efecto de la insulina era debido a su estructura cristalina y no a alguna hormona adsorbida a los cristales.
Este descubrimiento fue fundamental para el tratamiento de la diabetes, proporcionando una base científica sólida para el uso de insulina en el manejo de esta enfermedad.
Cristalización de insulina
El trabajo de Abel sobre la insulina comenzó con una invitación de su viejo amigo Arthur A. Noyes, del Instituto Tecnológico de California. Noyes acababa de recibir una subvención de la Carnegie Corporation para investigar sobre la insulina, y pensó que Abel sería la persona adecuada para dirigir esa investigación.
Tras algunos experimentos preliminares sobre el tema, Abel decidió hacerse cargo de la investigación. Abel invirtió los años siguientes en purificar la insulina. Mientras probaba diversos medios para purificar la insulina, tuvo la idea de medir el contenido de azufre de sus extractos y descubrió que cuanto mayor era el contenido de azufre, mayor era la actividad.
El descubrimiento no sólo precipitó significativamente el progreso en la extracción de fracciones activas, sino que también ofreció la primera información concreta sobre la estructura de la insulina: el azufre es parte integrante de las moléculas de insulina.
Continuando con su investigación sobre la extracción de insulina, en noviembre de 1925, Abel finalmente pudo presenciar una de las vistas más hermosas de su vida, unos cristales brillantes de insulina formándose en los lados de un tubo de ensayo. En 1926, durante su estancia en el Instituto de Tecnología de California, Abel publicó un artículo en las actas de la Academia Nacional de Ciencias titulado «Crystalline Insulin».
Aunque el trabajo de Abel recibió grandes elogios de los medios de comunicación y de la comunidad científica, algunos dudaron de la pureza de sus cristales, ya que las pruebas preliminares revelaron que en realidad eran proteínas. El resultado de las pruebas era contrario a la opinión dominante en la época sobre las proteínas: se consideraba improbable que las proteínas tuvieran una actividad fisiológica tan específica como la de una hormona como la insulina.
En 1927, se publicó en la revista Science por este trabajo un artículo titulado «Chemistry in Relation to Biology and Medicine with Especial Reference to Insulin and Other Hormones» En aquella época, el laboratorio de Abel era sin duda el centro de la investigación sobre la insulina en Estados Unidos.
Muchos científicos jóvenes acudían a su laboratorio y trabajaban bajo las órdenes de Abel para estudiar la hormona recién cristalizada. El propio Abel se retiró gradualmente del trabajo experimental propiamente dicho sobre la insulina después de los primeros cuatro años, pero siguió guiando a los científicos de su laboratorio para desentrañar cada vez más la estructura de la molécula de insulina.
Fundación de Sociedades Científicas y Publicaciones
Además de su trabajo en el laboratorio, Abel tuvo un impacto duradero al fundar varias sociedades científicas y publicaciones especializadas. En 1896, estableció el Journal of Experimental Medicine, seguido por la fundación del Journal of Biological Chemistry en 1905 y la creación de la American Society of Biological Chemists en 1907.
En 1908, fundó la Society for Pharmacology and Experimental Therapeutics y un año después, el Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics. Estas instituciones no solo promovieron la difusión de nuevos conocimientos científicos, sino que también establecieron estándares elevados para la investigación en estos campos.
Vida personal
Abel se casó con Mary Hinman en 1883. Se conocieron cuando él era director de escuela y ella maestra en La Porte, Indiana. Tuvieron tres hijos, uno de los cuales era una niña que murió de corta edad en 1888 en Estrasburgo. Los otros dos, George H. Abel y Robert Abel, de Filadelfia y Boston respectivamente, sobrevivieron hasta la edad adulta.
Mary Abel y John Abel fallecieron en 1938; Mary en enero y John en mayo debido a una trombosis coronaria.
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